En Una Misma Sintonía:
En un mundo que a menudo parece empeñado en recordarnos nuestras divisiones, hay un lenguaje universal que, sin una sola palabra inteligible, logra lo impensable: la música. No es solo un conjunto de notas y ritmos; es el refugio al que acudimos cuando el alma duele, el pegamento invisible que une a desconocidos y el canal donde nuestras diferencias no solo se toleran, sino que se celebran.
La música, aunque suene tabú, es el lugar donde decimos lo que callamos y expresamos lo que no reflejamos, pues la libertad que tienen los sonidos para apoderarse de nuestras emociones más profundas lo hace más cautivante al momento de recostarnos en medio de una habitación vacía, sin embargo, al colocar tus audífonos de repente la habitación está repleta.
La
música se volvió para algunos la medicina que sane el alma abatida, el abrazo
que nos envuelve cuando la soledad se hace manifiesto a largas horas de la
madrugada y el mosaico que une aquello que dentro de nosotros se rompe.
Muchas veces cuando nos encontramos en un lugar donde
coexisten varios desconocidos, la segunda pregunta, para no decir la primera ya
que siempre se busca conocer el nombre, que realizan las personas a tu
alrededor, es el tipo de música que escuchas, tu grupo favorito y cuál es la
música que más te gusta, para luego coincidir en un mismo punto: Tu si me
entiendes. No todos tiene la capacidad de comprenderte, sólo te entienden, pero
aquellos que han vivido la misma conexión y tuvieron un encuentro genuino con
cada ritmo, letra y melodía transmitida por medio esas canciones saben la
capacidad que tiene la música para ser ese bálsamo que sano aquel corazón
perdido entre las profundidades de la nostalgia y melancolía; y es allí donde
las barreras se desploman.
Si miras a tu alrededor puedes ver música hasta en lo más
insignificante y pequeño de este gran y basto mundo lleno de ruido. El viento, aunque
viene y va, siempre trae el eco de aquel grito profundo y desgarrador que hace
varios minutos salió de alguien, ya que el viento, aunque no podemos verlo y
suele ser invisible para muchos de nosotros, suele ser el mensaje directo de que
aún sigue habiendo vida al otro lado del mundo. La lluvia no representa música
y mucho menos tiene una melodía en particular, sin embargo, cada gota que cae
sobre un recipiente de vidrio produce un sonido vació, pero tan fuerte que hace
resonar el lóbulo temporal.
Según Platón, dice que “La música es para el alma lo que
la gimnasia para el cuerpo.” En pocas palabras, la música desde el momento es
que llegas a escucharla comienzas a ejercitar el músculo del sistema límbico.
El ser humano sin este mecanismo sólo se convierte en ser lleno de ruido,
silencio, simple y vacío en su totalidad ya que la música tiene la capacidad de
hacerte crear un mundo donde cada pueblo, cada individuo, tiene su propia voz y
su propio ritmo.
La conexión es tan fuerte a través de lo que escuchas que
estas sentado sólo y sientes que aquel recuerdo se repetí continuamente como una
película en bucle. La música siento que fue creada para no hacerte sentir que
viniste al mundo a pasar noches en velas, sino para desvelarte con aquello que
estas profundamente conectado, para ayudarte a recordar con sumo cariño las
letras que pensantes olvidadas, aunque las mismas fueron guardadas en ese
pequeño baúl de añoranzas y pasiones juveniles, la música tiene la capacidad de
hacer de tus extensos brazos, un violín donde toques las melodías que suenan de
Beethoven, la música no es sólo saber tocar un instrumento, sino dejar que el
mismo hable y diga lo que callas. Aquí, en este punto de encuentro, no hay ni
juicios ni límites, tan sólo un agigantado paso hacia la paz mundial.
Se puede definir como música según Lavoix, H (1909) "el
arte de placer y agradables sensaciones; pero ante todo es un poderoso medio de
expresión". ¿Acaso puede alguien refutar el criterio de este hombre? No. Nadie
puede decir que no ante la capacidad tan extraordinario de la música y cómo la
misma es capaz de reflejar el comportamiento, las emociones y el aspecto físico
y mental del ser humano con tan sólo saber el tipo de música que le gusta o que
escucha repetidas veces. Como punto concordante, tenemos que, la Real Academia
Española define la música como el arte de combinar los sonidos de la voz humana
o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan
deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre o tristemente. Entonces, si
agrupamos tales conceptos en uno sólo tendremos como resultado que la música es
la suma de todos nuestros recuerdos marcados por letras y melodías capaces de
llevarnos al pasado, aun cuando vivimos en el presente.
Aunque todos estamos en una misma sintonía, no todos
escuchamos la misma melodía. La forma en que percibimos la música puede verse
reflejada a través de nuestras emociones, nuestros gustos y sobre todo por cómo
la llegamos a sentir, pues, la manera en que sientas aquello que dentro de ti
palpita, tan latente como el tic tac del reloj, será la expresión y la
manifestación de la reacción química de tu cerebro con los movimientos
corporales para bailar o quedarte sentado simplemente viendo a tu alrededor
observando cada movimiento y detallando con precisión como la pista de baile está
llena, pero tu sólo estas sumergido entre tus pensamientos lúgubres.
Piensa en una canción, tan sólo una canción, aquella que
fue tu refugio insaciable y el lugar donde te sentías seguro. Recuerda su
melodía, el ritmo, las letras y como te hizo sentir a medida que los minutos
pasaban y podías llegar a sentirte identificado con lo que el cantante
expresaba. Ya que ahora lograste escapar de tu presente y te encuentras sumergido
en aquel pasado que ya termino, pero que recuerdas con frenesí mientras las
notas rodean tu cabeza, ponte a pensar cuantas veces has necesitado de la
música para agudizar el dolor de tu alma o cómo la misma te ha ayudado a fortalecer
aquella felicidad perdida entre los escombros de la soledad; la música no
necesita un portal para pasar por medio del ser humano, ella es la puerta que
abre el corazón de cada persona que se encuentra al borde del abismo.
Si llegasen a preguntarme lo que para mí representa la
música, diría que es el final del camino donde dos almas se unen para danzar
entre las sombras de un encuentro apasionado; dos amantes en busca de una
felicidad efímera, pero eterna en el tiempo. Ambos diferentes y con estatus muy
por encima del otro, pero el compás de su unión agudiza la realidad de que
separados se extrañan y juntos se necesitan para crear el majestuoso escenario
de notas cargadas de amor y compañía imborrable.